El cigarrillo electrónico es un dispositivo que dispensa un aerosol que contiene nicotina, glicerina,
propilenglicol y saborizantes.
Desde su invención
en 2004, su
popularidad ha crecido
en forma exponencial en todo el
mundo y es usado para disminuir el
consumo de tabaco combustible, para dejar de fumar y para utilizarlo en lugares
públicos con prohibición de fumar.
Durante estos años
de uso se
ha demostrado que
el vapor (aerosol)
que dispensa el
cigarrillo electrónico no es
inocuo: contiene sustancias
tóxicas y cancerígenas
aunque sea en
menor cantidad que el cigarrillo común. Además se ha comprobado que
contamina el aire ambiente con riesgo para los que comparten el lugar.
En la actualidad existen en el mundo más de 400 marcas con gran
disparidad en el contenido del
líquido lo cual
hace impracticable, por
el momento, el
desarrollo de trabajos
científicos que avalen o no su
uso.
Hasta la fecha no existen trabajos a largo plazo que aseguren que el cigarrillo
electrónico sea útil para dejar de fumar
o seguro en su consumo a través del tiempo,
pero se conoce el hecho de
que los jóvenes pueden iniciarse en la
adicción a la nicotina a través del uso de cigarrillos electrónicos.
La Organización Mundial
de la Salud
se ha expresado
en el sentido
que no deben
ser recomendados como sustitutos
del tabaco hasta tanto no haya evidencia clara de su seguridad y eficacia.
La Administración Nacional
de Medicamentos, Alimentos
y Tecnología Médica
(ANMAT) ha prohibido
la importación, distribución,
comercialización y la publicidad o cualquier modalidad de promoción
del Cigarrillo Electrónico (Disposición 3226/2011). Por lo tanto, los dispositivos que se
consiguen en Argentina
son ilegalmente introducidos
y vendidos en el país
sin control sanitario alguno.
Asimismo la Reglamentación de la Ley Nacional
de Control del Tabaco 26.687 sancionada en el
año 2011 prohíbe
taxativamente el uso
de cigarrillos electrónicos
en lugares cerrados
así como su promoción, publicidad y
patrocinio.
Por lo tanto
la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR) en
consonancia con todo
lo antes expuesto
no recomienda el
uso de cigarrillos
electrónicos hasta tanto no exista evidencia
cierta de su seguridad y eficacia, y solicita a los
profesionales de la
salud en general
y en particular
a los que
trabajan en la
cesación tabáquica abstenerse de indicarlos para tal fin.
Fuente: http://www.aamr.org.ar/secciones/tabaquismo_epidemiologia/cigarrillo_electronico.pdf
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